Ricardo Ravelo
24/08/2018 - 12:00 am
La venganza de Duarte
Javier Duarte de Ochoa, ex gobernador de Veracruz, podría quedar en libertad en muy pocos días. Quizá antes de la navidad, el ex mandatario abandone la prisión en la que fue recluido tras su captura efectuada en Guatemala en abril de 2017.
Javier Duarte de Ochoa, ex gobernador de Veracruz, podría quedar en libertad en muy pocos días. Quizá antes de la navidad, el ex mandatario abandone la prisión en la que fue recluido tras su captura efectuada en Guatemala en abril de 2017.
La Procuraduría General de la República (PGR), convertida en instrumento del presidente Enrique Peña Nieto, procedió a sustituir, ante el juez correspondiente, la acusación por delincuencia organizada por la de asociación delictuosa, lo que le permitiría al ex mandatario llevar su proceso en su domicilio y quizá plácidamente acostado en un cómodo sillón inglés Chesterfield.
Esta maniobra, a todas luces una acción orquestada por Peña Nieto – y consentida por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, quien nada ha dicho al respecto –podría poner en la calle a uno de los personajes más polémicos del sexenio, quien en Veracruz está acusado de realizar maniobras fraudulentas, mediante el esquema de las empresas fantasmas, para desviar miles de millones de pesos a cuentas personales y de terceros, es decir, sus testaferros.
De igual forma, sobre Duarte de Ochoa pesan delitos de lesa humanidad, enriquecimiento ilícito, desaparición forzada y uso de dinero público para financiar campañas políticas de candidatos del PRI –presuntamente como parte de un proyecto orquestado por el presidente Peña Nieto, Luis Videgaray –entonces poderoso secretario de Hacienda –y Manlio Fabio Beltrones, presidente del PRI en 2016, cuyo eje central fue el uso de dinero público de varios estados, entre otros, Chihuahua, Chiapas, Quintana Roo y Veracruz.
Duarte de Ochoa también está señalado de comprar decenas de propiedades tanto en México como en el extranjero –casas, hoteles, ranchos, obras de arte, entre otros bienes –presuntamente a través del desvío de dinero público que, de acuerdo con las acusaciones, fue realizado en contubernio con sus más cercanos colaboradores: Vicente Benítez González, uno de sus principales operadores financieros, quien terminó aliado con el gobernador Miguel Ángel Yunes a cambio de impunidad. Benítez era candidato a la cárcel hasta que pactó con Yunes.
En la lista de cómplices y sobre quienes no se ha ejercido acción penal figuran Alberto Silva, ex diputado federal y ex director de Comunicación Social de Javier Duarte en dos ocasiones, acusado también del desvío de fondos de esa dependencia y sobre quien pesan señalamientos del cobro de adeudos de algunos medios de comunicación mediante el uso de facturas falsas.
En la lista también está el ex diputado Jorge Carvallo, quien se ha enriquecido en forma descomunal cuando hasta no hace muchos años era el responsable de cargarle la maleta a Fidel Herrera Beltrán. De 2010 a la fecha, Carvallo fue secretario particular de Duarte, presidente del Congreso de Veracruz y de ahí saltó al círculo de los multimillonarios. El SAT lo investiga, según el expediente del caso, por utilizar una red de cómplices para que le ocultaran sumas millonarias en sus cuentas personales. Dichas personas actualmente son investigadas por el SAT debido a que no justificaron el origen de dichos recursos. Pero Carvallo ni suda ni se acalora. Gracias a su pacto con Yunes nunca ha sido molestado por la justicia.
El caso Javier Duarte, por donde se le vea, es harto polémico. Para llegar a la gubernatura de Veracruz, el actual gobernador Miguel Ángel Yunes Linares ofreció encarcelar a buena parte del gabinete que acompañó a Duarte en su gestión. Lo hizo. En el penal de Pacho Viejo, cerca de la ciudad de Xalapa, están recluidos algunos de los más truculentos ex funcionarios. Quizá otros peores están libres, como los ya mencionados.
El caso es que ahora que corre la versión de que el hombre más repudiado, rechazado y odiado de Veracruz –Javier Duarte –puede salir en libertad, va en aumento el mismo rechazo y repudio hacia la persona de Miguel Ángel Yunes Linares precisamente por incurrir en los mismos excesos que Duarte: desvío de fondos del erario, malos manejos con los bienes decomisados a Duarte y ex colaboradores y uso indiscriminado de dinero público para intentar imponer a –Miguel Ángel Yunes Márquez, su hijo, como gobernador del estado.
Yunes falló en su intento perverso. Y eso lo festejan en Veracruz a grado tal que el miércoles 22 un grupo de empresarios colocó un reloj en la ciudad de Xalapa para llevar la cuenta regresiva de los días, las horas y los minutos que le quedan a Yunes en el poder. En pocas palaras, aseguran: “Ya queremos que se largue”.
Pero algo queda muy claro en el estado: si Cuitláhuac García, gobernador electo, no encarcela a Yunes Linares o le exige que se vaya del estado, el ex gobernador de convertirá en una pesadilla para el nuevo gobierno. Algo tendrán que hacer Andrés Manuel López Obrador y su asesor jurídico, Julio Scherer Ibarra, para mantener lejos de Veracruz al llamado “Diablo Yunes”.
Por lo pronto, el tiempo avanza y se acerca el día de la entrega del poder. Yunes ha decidido que el proceso de transición se lleve hasta noviembre. Nada congruente resultó Yunes cuando él ganó las elecciones, pues exigió que dicho proceso se llevara de inmediato. Cuitláhuac García ha mostrado civilidad –también educación y respecto –hacia el mandatario veracruzano, sabedor de que el día de la entrega llegará y Yunes Linares deberá entregar el poder a quien menos imaginó, pues daba por hecho que el relevo sería su hijo, quien todavía está en proceso de restauración emocional tras su derrota.
El tema central ahora en Veracruz serán las finanzas, se asegura que a toda velocidad Yunes contrató a varios despachos de contadores expertos en maquillar cuentas para tapar los huecos que dejará en el erario público, pues se desviaron sumas multimillonarias tanto para la candidatura de Ricardo Anaya como para Miguel Ángel Yunes Márquez. Este es un tema que la nueva administración no debe perder de vista.
Durante el periodo de Yunes no se cumplió con los programas de obra pública. Tampoco se liquidó a cientos de empresarios que todavía reclaman sus pagos. Menos existen cuentas claras sobre el dinero y los bienes asegurados a Javier Duarte, ex colaboradores y testaferros.
Ahora que casi es un hecho la liberación de Duarte quizá otro de los acuerdos entre Peña Nieto y López Obrador sea el encarcelamiento de Yunes. O bien la negociación para que se vaya del estado para siempre si quiere vivir en paz. López Obrador, no hay que olvidarlo, fue blanco de agravios por parte de Yunes y fue severamente ofendido por quien a lo largo de su historia ha resultado ser un verdadero bagazo de ser humano, quien practica las artes más sucias de la política barata y ruin.
No hay que olvidar el año de 1994, cuando Cuauhtémoc Cárdenas era candidato a la presidencia de la República. El café de La Parroquia de Veracruz de pronto se inundó de vagabundos alcoholizados y homosexuales –travestis en su mayoría –contratados por instrucciones de Yunes Linares –entonces poderoso secretario de Gobierno de Patricio Chirinos –del centro nocturno Bum Bum de la ciudad de Xalapa. El objetivo: arruinarle la visita a Cárdenas. No hace falta añadir palabras a este hecho. Todos lo recuerdan con lujo de detalles.
Ese es Yunes. Jamás ha cambiado ni cambiará. Su incursión en el PAN sólo fue una forma de reciclaje político. El ser humano se mantiene igual hasta el final. Se puede actuar con honestidad pero jamás será un hombre honesto en el ejercicio del poder.
En las manos de López Obrador y de Cuitláhuac García está el futuro de Yunes. De ellos depende si lo dejan libre, deciden encarcelarlo o exiliarlo. Hay quienes afirman, con sorna, que sería excitante que fuera recluido en Pacho Viejo, ahí donde están Gina Domínguez, Arturo Bermúdez y Juan Antonio Nemi. Y existen elementos para hacerlo tanto a nivel federal como a nivel local. Todo es cuestión de voluntad. A ver que decide López Obrador. De él depende. Si decide llevar el caso a una consulta pública quizá los días de Yunes en libertad estén contados.
También falta ver qué dice Javier Duarte – quien tiene sed de venganza y cuya opinión seguramente tomarán en cuenta –cuando recobre su libertad. Duarte se ha comprometido a denunciar. Al conductor Ciro Gómez Layva — su vocero — le ha prometido en diversas ocasiones que hablará y contará su verdad. Seguramente tiene mucho qué decir, sobre todo, de Peña Nieto y de Yunes Linares.
Lo que muchos le sugieren a Yunes es que vaya juntando el dinero asegurado a Duarte y las casas que decomisó porque antes de que termine su gestión como gobernador las tendrá que devolver intactas.
O pagarlas si es que ya las vendió.
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